12.7.07

Bella de día (Belle de jour). 1966.



Luis Buñuel


Imprescindible y posiblemente el largometraje de mayor éxito comercial en la historia del director español. La cinta tendría que ser analizada con un microscopio por la riqueza en los detalles, alusiones, fijaciones y perversiones que se exhiben indiscriminadamente a lo largo de la hora cuarenta minutos de duración.

Los protagonistas son un matrimonio, relativamente joven, compuesto por un médico y por una mujer de sociedad. Un mar de castidad rodea su existencia: duermen en camas separadas y él parece nunca haberla tocado. En el fondo, Sévérine (Catherine Deneuve) no lo desea simplemente porque Pierre se comporta demasiado amable y es muy paciente. Conforme transcurre la película el observador nota que lo realmente necesario para ella es poseer a alguien que la domine, que le hable golpeado y que no se ande con miramientos.

Sévérine conversa con una amiga sobre las peculiaridades de una mujer, al igual que ellas perteneciente al más alto estrato social, dedicada a la prostitución. Esta conversación ejercería en ella una extraña fascinación y desde ahí no puede pensar en otra cosa. Un conocido llamado Husson, un tipo depravado, le informa sobre una casa de citas en poder de Madame Anäis, en un edificio de lo más común en una calle ordinaria.

Primero por curiosidad y después por la necesidad de ser vejada, Sévérine acepta su nueva vida galante. Al principio es bastante reticente y melindrosa, pero unos cuantos empujones y palabrotas la hacen ceder. En su clandestina vida (que sólo abarca de las 14:00 a las 17:00 horas) conoce a tipos de lo más extraña ralea y uno acaba enamorándose de ella. Con el tiempo, este joven delincuente acabaría por disparar y dejar en un estado lamentable a Pierre.

Las películas de Luis Buñuel hacen referencia al surrealismo de una manera sutil pero contundente. En su gran mayoría existen alusiones oníricas que simplemente son impactantes. Ésta deber ser la cinta que más material de este tipo aporta. Frecuentemente Sévérine se ve contaminada por ensoñaciones que la extraen de la realidad y hacen que el espectador conozca el origen de sus perversiones y mojigatería. El escenario se alterna imperceptiblemente con los sueños; al inicio de algunos se pueden escuchar campanas e invariablemente aparecen carrozas, conducidos por dos cocheros y dos caballos, a través de una otoñal arboleda.

Fantasear es la activad favorita de la protagonista. Rememora su niñez, negándose a comulgar en la primera comunión; especula con su nueva profesión, siendo conducida a un castillo para satisfacer los gustos mortuorios de algún personaje adinerado; siente culpabilidad, su esposo llenándola de fango mientras la llama ramera y una gran cantidad de toros negros desfila en el fondo… sus emociones más intensas encuentran salida en estas manifestaciones del subconsciente.

Dichas ficciones representan la parte más sustantiva del filme y con frecuencia ofrecen los diálogos más profundos. Enumerarlas en su totalidad sería muy útil y enriquecedor, pero creo que es mejor que el interesado pudiera verla. No obstante existen tres extractos que, dada su relevancia, sería imperdonable no especificar. El primero de ellos ocurre cuando Sévérine se ve a sí misma, a tierna edad, siendo tocada por un tipo bastante repugnante; este hecho es fundamental porque otorga una explicación importante sobre su particular comportamiento sexual. El segundo tiene lugar en una pradera llena de toros negros, Pierre pregunta “¿Los toros tienen nombre, como los gatos?”, Husson responde “Sí, todos se llaman remordimiento salvo el último que se llama expiación”; posteriormente avientan lodo a Sévérine que aparece amarrada, usando un vestido blanco, mientras la llaman meretriz y cosas similares. La tercera es bastante interesante porque no logro dilucidar aún si es real o, de nuevo, producto de alocada imaginación; sucede en la casa de citas: un obeso japonés llega a visitarlas y trae consigo una caja metálica (como la utilizada en “Un perro andaluz”) de donde sale un zumbido peculiar; muestra el interior a una ramera y ella dice “no gracias, yo no”, en ese instante llega Sévérine muy abierta y cariñosa (como nunca se había mostrado) y se marchan a la habitación; le muestra la caja y él dice “no miedo, no miedo”, paulatinamente se desnudan mientras él hace sonar cascabeles. Poco después la mujer que limpia dice “A veces debe ser muy duro” y ella extasiada responde “¿Tú que sabes, Pallas?”

Estas concepciones caóticas tienen un trasfondo, aunque Buñuel lo negaba y le gustaba ver como la gente debatía sobre el significado real. Para mí, su motor más grande fue el catolicismo, creo que fue un creyente consumado más nunca religioso. Los pecados y castigos constantemente atacan a sus personajes. En la escena de los toros deja ver que Sévérine vive arrepentida de lo que hace y que sabe que llegará el momento de pagar por ello, sin embargo ella lo necesita; al final del filme declara que simplemente no podría dejar de hacerlo a pesar que Pierre le prodiga todo tipo de cuidados y que lo quiere de verdad.

Otro punto destacable es la perversión que mostraba por las niñas. Eso es un punto fino y discutible, pero tanto en esta película como en “Los olvidados” se pueden a observar a jovencitas que no sobrepasan los 12 años mostrando las piernas con una fuerte carga erótica.

Por último, existen múltiples diálogos donde se inmiscuye a los gatos, aunque nunca aparecen físicamente. El trasfondo de los parlamentos está totalmente desligado a los felinos, pero por alguna razón se mencionan varias veces: “Pierre, por favor, no sueltes a los gatos”, dice Sévérine en una de las primeras tomas al ser ultrajada por lo cocheros; “Señor, ¿hago pasar a los gatos?”, dice el mayordomo del duque necrófilo totalmente fuera de contexto.

Impresionante película. Creo que hay que verla por lo menos un par de veces para captar los buenos detalles. El maestro de Calanda siempre sorprende. Semen retentum venenum est.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Seria un placer ver esta pelicula con la guia cinematografica que puedes brindar, aunque este preambulo y critica han cavado hondo para adquirirla pronto... me reconzco bastante ignorante en este tema, pero no falta de interés por conocer y seguir aprendiendo... que rico escribes...

aRkHAm AsyLUm dijo...

¡Hombre!, gracias. El celuloide inspira.