15.8.07

El ángel exterminador. 1962.


Luis Buñuel


Extraordinario título para un aún más extraordinario largometraje. Es habitual encontrar detrás de lo más simple las más grandes ideas y esta no es la excepción. El director aragonés requirió de un peculiar y sencillo argumento para desarrollar el filme más mítico de su fértil carrera. La idea primigenia es concreta y categórica: un grupo de burgueses se encuentra enclaustrado en una residencia. No hay nada que los ate a esta prisión ficticia salvo su percepción, experimentan un miedo absurdo a salir de ella a pesar de desearlo con ímpetu irrefrenable. La trama es ilógica al extremo, como la vida misma.

Originalmente se había pensado en el título “Los náufragos de la calle Providencia” porque asemejan seres aislados del mundo, varados por su propia irracionalidad. Al parecer Buñuel escuchó sobre una obra de teatro con el nombre original y pidió al autor la posibilidad de utilizarlo, él dijo que estaba en total disponibilidad de hacerlo porque la fuente original es el Apocalipsis.

El motor más fuerte de la película son las excentricidades: repeticiones innumerables, fauna insólita, comportamiento incoherente, diálogos desatinados y tomas impensables… abundan y calan profundamente. Claustrofobia y paranoia nunca fueron tan útilmente explotadas.


La servidumbre de los Nóbile desea, sin motivo aparente, salir de la residencia antes de la llegada sus patrones. Poco después, 18 invitados y los dos anfitriones aparecen en escena; cenan y se retiran a una sala donde pueden escuchar a Blanca tocar una sonata. A partir de ese momento no pueden salir de la habitación. A partir de ese momento no pueden salir de la habitación. Al principio parece algo divertido y espontáneo, pero después se transforma en un calvario y a pesar de estar desesperados, de tener sed, hambre y de haber un cadáver en la estancia simplemente no se van. Lo que sucede después es la descomposición humana: gente bien nacida se culpa mutuamente, se increpa, acosa, enfrenta y maldice; posteriormente viene la calma producto del agotamiento, sucede el desalineo y algunas alucinaciones. Para redondear el concepto, la gente de fuera tampoco se puede acercar a la casa, hay policías, militares y familiares, pero nadie entra. Al final, una repetición es la encargada de salvar toda la desesperanza acumulada.

No es una empresa fácil filmar una película de una hora y media en sólo una habitación y tener cautivo al observador. El guión de Buñuel y Alcoriza es profundo, metódico, errante a veces, pero siempre impredecible. Si aislamos por un momento el argumento central, la naturaleza de los diálogos es relativamente congruente. Los invitados se expresan impecablemente y sus conversaciones discurren en viajes, logias, realeza y títulos nobiliarios, tópicos que les son propios. Pero con frecuencia los parlamentos adquieren un atributo de increíble rareza y, lo que inició como un coloquio ordinario, acaba por transformarse en un auténtico disparate. Precisamente son los fuertes contrastes los que producen un agudo y mayúsculo asombro en aquel que mira.
En suma, los diálogos son expresivos y raros:

“Lo de virgen le hubiera ido mejor a la Valkiria, a Leticia, la nombro así porque es fiera y virgen...dicen que todavía conserva ese objeto, tal vez se trata de una perversión”;
“-¿Cómo lo encuentra, doctor?
-Dentro de unas horas completamente calvo”;
“Quiero que me compre una virgen lavable de caucho”;
“-…Algún judío que pasaba
-No, fue la Valkiria
-Qué mujer tan interesante”

Además, múltiples e impactantes imágenes cobijan la trama. Es frecuente observar a los invitados atravesar puertas alrededor de la recámara para entrar a pequeños armarios con algunas vasijas. Un oso ronda la casa y sus alaridos son espeluznantes. Una mujer almacena en su bolso un par de patas de pollo. Una mano cortada camina sobre el suelo e intenta ahorcar a una invitada…Todo es insano y loco.

Jacqueline Andere relata que, para dar aún más realismo a las actuaciones, los intérpretes habían sido efectivamente encerrados; su desesperación era similar a la que hubieran sentido los invitados. La moraleja, si me permite usar un cliché, es que los náufragos son incapaces de llegar a una solución en conjunto, es imposible que se pongan de acuerdo a pesar de toda la desesperación y el trauma de las que son objeto.

Siempre se ha intentado dar a las películas del cineasta español un significado oculto, o al menos un doble sentido. Las imágenes que utiliza son muy ambiguas y por eso se pueden dar muchas interpretaciones. De esta, por ejemplo, se ha dicho que tiene un trasfondo político por recurrir al oso, argumentan que se trata de la Unión Soviética; además recordemos que la burguesía, el capitalismo, se encuentra en una prisión. También abundan los comentarios sobre un filme anticlerical o freudiano… Cada quien es libre de dilucidar según su juicio, por eso siempre es recomendable observar historias así.

Luis Buñuel retoma esta interesante trama en su filme, de 1972, “El discreto encanto de la burguesía” de habla francesa. Aquí una serie de amigos intenta reunirse para cenar juntos pero siempre sucede algo que lo impide. Si bien esta película es muy interesante, no es tan sorprendente y los resultados no tienen el alcance que “El ángel exterminador”.

Acá un tío de la península ibérica nos presenta un análisis más profundo.

2 comentarios:

cristian dijo...

Coincido con tu critica, en especial cuando dices que cada uno da su propia interpretación, Es sin dudas lo mejor que tiene el cine surrealista.
Mi interpretación: creo que Buñuel hizo una crítica a la postergación –o tal vez es solo lo que yo intérprete-, la actividad cada vez más corriente en el comportamiento humano. Es decir, el hecho de tener una actividad por hacer y posponerla y esto crea una detención en la actividad diaria. A mi parecer es un problema que provoca estancamiento en los objetivos a alcanzar en la rutina diaria.
Personalmente me gusto mucho la película, me gusto el hecho de que entrega pequeños indicios del por qué de la trama y luego los refuta, provocando que el espectador pierda esa sensación de seguridad y vuelva a la vulnerabilidad (como lo de la gallina y las plumas en el bolso, con lo inverosímil de algunas escenas y la trama, uno toma la hipótesis de que es un especie de embrujamiento). El resto que pensé del film, ya lo dijiste. Saludos.

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