4.10.07

Los olvidados. 1950.


Luis Buñuel

A ver si esta puede ser la última vez que hablo de Luis Buñuel, pero me parece importante hacer ciertas precisiones en torno a esta controversial cinta de mitad de siglo XX.

El cine mexicano distaba de ser crudo y, para ser sinceros, realista. Reflejó siempre lo agradable que era ser campirano, rústico (un verdadero nativo de la provincia) y promovió el estereotipo del charro. Las temáticas tratadas eran simplonas y estaban llenas de canciones y odas dedicadas a diversas mujeres. Estaba también el cine cómico que no tenía otra pretensión más que sacar la risa fácil al gran público.

En medio de este mar de hipocresía, por llamarle de alguna manera, se presentó una película opuesta a los cánones establecidos, a lo fórmula exitosa que a todos placía y revelaba una realidad que todo el mundo conocía pero que insistía en ocultar. Los años cincuenta y hasta los setenta representan una época dorada en la economía mexicana: la clase media crecía y el nivel de vida que se presentaba en aquellos años no ha sido superado. “¿Cómo es posible que un inmigrante refleje esas imágenes turbias y perturbadoras sobre los desposeídos? Es tendencioso y provocador, además de carecer del mínimo gusto”, pensaba la sociedad tradicionalista, sin razón por supuesto.

La narración inicial es un tanto ridícula y la voz en off fue de Ernesto Alonso (Archibaldo de la Cruz en "Ensayo de un crimen"). Básicamente introducía a la trama central: las ciudades son monstruos donde ocurren miles de desgracias todos los días y nadie parece preocuparse mientras no le afecten directamente; este comportamiento se acentúa cuando los desdichados son también los más pobres. La temática se torna más dramática porque se focaliza en púberes (ninguno de ellos un actor propiamente dicho), es desgarrador encontrar a gente tan joven inmersa en tan tristes y graves problemas.

Luis Buñuel es constante en todos los sentidos. En cada uno de sus trabajos se repiten factores claramente identificables, uno de ellos consiste en mostrar a las personas más desposeídas (en lo económico y en lo físico) como sujetos despreciables. El cine mexicano tiene en “Nosotros los pobres” (1947) de Ismael Rodríguez una de sus tres obras más representativas; en ella se habla de la calidad moral de los estratos sociales más bajos; a pesar de sus múltiples desgracias nunca dejan de ser solidarios. “Los Olvidados” representa algo totalmente opuesto: los pobres se matan entre sí, son arteros, interesados y crueles. Esta radical transformación fue un escozor que el público no toleró.

Por mucho es la película más popular de Buñuel, la trama es bien conocida por lo que es innecesario hacer énfasis en ella. En lugar de ello voy a orientarme a los aspectos más obscuros pero también los más inherentes a él. El interés surgió porque para redactar la exposición abajo ubicada, la que se refiere a “Viridiana”, hice alusión a las manifestaciones inconscientes más subrepticias director aragonés.


La obsesión con los glóbulos oculares es bastante clara. A uno de los niños, el extraviado, se le conoce como "el Ojitos", el cual le sirve de lazarillo al ciego (Don Carmelo) que evidentemente carece de ellos. El carrito en el que deambula otro infortunado, por carecer de piernas, tiene escrita la frase "me mirabas".


La presentación de la primera gallina ocurre cuando Pedro y “El Jaibo” destrozan los instrumentos con los que el ciego se gana la vida. La toma la pone de frente y su aparición parece ser sarcástica y burlona. Por la influencia del execrable homicidio, Pedro tiene funestas pesadillas; en una escena totalmente surrealista aparece súbitamente Julián peleándose con él por grandes trozos de carne, casi al final del sueño vuelan algunas gallinas mientras una música hipnótica puede ser escuchada. Poco después de haber sido encerrado en la correccional, Pedro dibuja varias aves de este tipo en la pared, y desquita su cólera apaleando a algunas que tranquilamente picotean el suelo, después avienta un huevo hacia la cámara como juzgando la consciencia del espectador.


El erotismo que irradia Luis Buñuel se focaliza en las piernas. Puede verse a una joven Alma Delia Fuentes ("Meche") lavándoselas con leche mientras el lujurioso y repugnante ciego quiere tocarla; poco antes la madre de Pedro hace lo mismo mientras "el Jaibo" parece excitarse. Esta misma escena es bastante común: ocurre en "Ensayo de un crimen" (1955) cuando la nana de Archibaldo es asesinada, en "Subida al cielo" cuando Lilia Prado baja del autobús y en "Él" cuando Arturo de Córdova se enomora de Delia Garcés al verle la pantorrilla.

Enumerar las acciones aborrecibles cometidas por pobres y discapacitados sería harto complicado porque básicamente es la constante en toda la película, pero el asesinato, la mezquinidad del ciego, las atrocidades cometidas contra el sujeto sin piernas, la manera vil de tirar a Pedro a la basura...serían las más notorias.

Ese cruel final fue censurado. La alternativa fue dejar vivo al personaje de Pedro mientras caminaba a la escuela y un sol resplandeciente aparecía de fondo. Cada quien debe escoger el que le parezca mejor, pero a pesar de que ha pasado tanto tiempo sigue erizando la piel.

4 comentarios:

Francisco Valerdi dijo...

Muy acertado tu análisis de las cintas de Buñuel. Las gallinas son una constante en la película y tuvo mucha importancia en el movimiento surrealista. No sé si sabías que es una de las dos únicas películas a nivel mundial consideradas "Patrimonio Cultural", y "Memoria del Mundo", por la UNESCO.
Saludos

aRkHAm AsyLUm dijo...

Así es, es una película por demás perterbadora y provocativa.

Me recuerda un poco el escándalo que provocó con la célebre "La edad de oro", destinada a irrumpir en el convencionalismo francés

Saludos!!

Sebastián dijo...

Yo vi Los olvidados aquí en México cuando Imevisión se transformaba en TV Azteca... fue la única vez (tengo el DVD aunque también está en internet). Debo confesar que me impresionó mucho, pero yo era un niño y en ese entonces no había medios ni tiempo (trabajaba) para buscar sobre el tema. Ahora que sé que a Buñuel le valió el premio en Cannes y once Arieles en México, y que es patrimonio del mundo, me complace haberla visto. No sólo las gallinas son una constante , también lo son los diálogos que no se oyen, los sueños o alucinaciones como los de Pedro y El Jaibo en Los Olvidados, también hay uno de Oliverio en Subida al Cielo, genial. Quizá Buñuel careció de dinero en sus películas en México (su primera película en color la hizo en Francia), pero al mismo tiempo demostró su genialidad para superar esos obstáculos.

aRkHAm AsyLUm dijo...

Oh, estimado Sebastián.. tus comentarios irradian un conocimiento profundo del tema.
La fauna buñueliana es siempre constante: desfilan corderos ("subida al cielo" y "el ángel exterminador"), perros, gallinas e insectos ("él" y "ensayo de un crimen")

Una de las escenas que particularmente más me ha marcado, y que tiene que ver con sus animales recurrentes, sucede cuando "El jaibo" muere y un perro pareciera guiarlo al Hades.

"Subida al cielo" es una película netamente alimenticia (como Buñuel mismo decía) pero tiene una de las secuencias más impactantes en la, me atrevería a decir, historia del cine:

http://www.youtube.com/watch?v=jBncfRCOhQQ