16.4.09

Satyricon. (El Satiricón). 1969

Federico Fellini

“El Satiricón” fue escrito por Petronio en el siglo I de nuestra era y representa, en términos actuales, una novela en toda la extensión de la palabra. El texto en cuestión vivió toda una odisea para llegar a nuestros días, incluyendo falsificaciones y el hallazgo de nuevos extractos a cuentagotas. Asclepio, Eumulpo, Encolpio son los personajes principales y el argumento central de la obra se desenvuelve a través de sus enredos sentimentales con el mancebo Gitón.

La obra está dividida en tres partes. La primera y la última están bastante mutiladas y en cierta medida son variaciones a las que es difícil seguirles la trama puntualmente. El punto medular es el banquete de Trimalción –un liberto reciente- donde uno puede acceder a la vida ordinaria de la sociedad romana y ahí radica la riqueza del texto. Se escuchan conversaciones sobre el poder de la oratoria, la educación, los oficios redituables, sobre lo deplorable del poder adquisitivo, el progreso social, etcétera.

La versión de Fellini esta muy alejada del texto original y lo primero que resalta es que es un marasmo de ideas ajustado a martillazos. Hasta el primer medio la trama intenta sostenerse, pero después pierde totalmente la brújula. Por si esto fuera poco, las actuaciones son terribles: acartonadas, rígidas y muy sobradas.

El infortunio radica en que nunca tuvo en mente qué exhibir exactamente. Como se menciona un par de párrafos atrás, gran parte del texto tiene que ver con la vida del ciudadano común y corriente y por eso es tan encantador. Fellini, por su parte, se pierde entre sentimentalismos, lupanares, persecuciones, una suerte de lucha de gladiadores, catacumbas…es demasiado y uno simplemente se harta.

Las primeras escenas son francamente atractivas, la fotografía deslumbra un poco pero a los 10 minutos la película no tiene otra cosa en que respaldarse e invariablemente se va a la espiral de la aburrición. Aunque he de confesar que la cinta tiene también algunos aciertos. El principal es un colorido poco visto y un vestuario por de más interesante. Evidentemente se trata de una gran producción, con recursos y herramientas prácticamente ilimitados; el problema es el uso que se dio a todos esos adornos, que a final de cuentas son sólo eso, algo secundario.

Los documentos históricos son apenas resquicios de la vida pretérita. No son más que apreciaciones aproximadas de una época que miramos con el más absoluto de los subjetivismos. Por obras clásicas como “El Satiricón”, podemos apenas acercarnos a esa realidad separada, aunque lo hacemos con una óptica actual y turbia. Me parece que ese debió ser el verdadero objetivo del filme, expandir la percepción de mentes obtusas y acomplejadas (actuales) y llevarla hacia un mundo también cotidiano aunque diametralmente opuesto al contemporáneo.

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