13.8.08

Cet obscur objet du désir. (Ese obscuro objeto del deseo). 1977.



Luis Buñuel


Probablemente se trata de la película con mayor carga cáustica del cineasta aragonés y ello a pesar de la profundidad pasmosa, por decir lo menos, de los diálogos empleados. El guión pone un contrapeso natural a todo ese humor negro y ácido cuestionando las bases de la moral y todo lo que engloba tan ambiguo término (castidad, adulterio, engaño, mojigatería, interés…).

La trama se desenvuelve de manera atemporal y alterna entre espacios diversos y un tren de pasajeros. Un sujeto un tanto mayor, Mathieu, relata a sus compañeros de viaje sus sufridos trances con una mujer muy bella y mucho menor que él, Conchita, a la que conoció cuando llegó a su casa a trabajar como sirvienta. El protagonista relata tan lamentables experiencias en respuesta al cuestionamiento en el que se ve envuelto al arrojar agua, con una cubeta, a la mujer que tranquilamente deambula por el pasillo de la estación (lo que francamente es absurdo y está totalmente fuera de lugar).

Desde el momento en que la vio, Mathieu se interesó en la joven y no cesó de mostrarle su interés al que ella pagó huyendo cada vez que pudo; pero al mismo tiempo, y revelando una macabra y obscura intención, lo provocaba apareciéndose en los lugares más inverosímiles e insospechados posibles. Después de múltiples desventuras consiguió tenerla a merced para desvirgarla pero ella rehusó el contacto físico llegando al extremo de utilizar una prenda de castidad: miles de insistencias fueron inútiles ante un solo pretexto. En el fondo todo era una gran farsa porque ella acostumbraba bailar provocativa y sensualmente por dinero e incluso tenía un amante que regularmente aparece como por generación espontánea.

Evidentemente el título de la película se refiere al deseo carnal. Es obscuro en la medida que puede cegar cualquier percepción y puede dar al traste con cualquier perspectiva objetiva. La pérdida de la racionalidad y la búsqueda de algo intangible y perjudicial a toda costa.

Probablemente uno de los aspectos más notorios e interesantes sea el uso de dos actrices para el rol protagónico. Este ardid pretende reflejar dos dispares personalidades en una sola persona. Por un lado está una mujer elegante, serena y refinada y por el otro se observa a una mujer pícara, sensual y despreocupada; la elección de las nacionalidades tampoco es trivial: francesa y española respectivamente. Había que hacerle ver al público que existe un universo al interior de cada uno donde se albergan fuerzas que a veces son opuestas y reconciliables.

Aunque lo más probable es que la decisión de variar entre dos caracteres no sea más que producto de la casualidad o de algún arranque sin premeditación y todas las hipótesis surgidas alrededor salen sobrando.

Esta película fue la última dirigida por Luis Buñuel y desde mi perspectiva es una de las más entretenidas y dinámicas. En el transcurso de la trama suceden una buena cantidad de situaciones absurdas que reflejan su predilección por los temas surrealistas; sin embargo, y a diferencia de cualquiera de sus predecesoras, ésta está llena de humor explícito.

Dejando a un lado su retorcido subconsciente, filmó una película en los años cincuenta también de corte humorista denominada “El gran Calavera” (de calificativo “alimenticia”, en sus propios términos) pero la distancia entre la calidad de ambas es infinita. En el caso de “Ese obscuro objeto del deseo” la manera de presentar las imágenes y los diálogos irrumpe bruscamente creando una grata sorpresa para el espectador; en el caso de la citada película mexicana, el humor es barato predecible y no difiere en nada de las interpretadas por los cómicos del cine de oro mexicano.

Creo que el destino quiso que su última película reflejara fielmente la majestuosidad de su carrera y la verdad es que no podía ser de otro modo. Uno podría suponer que con la edad viene una profunda reflexión sobre lo qué es la vida y esa percepción se va, paulatinamente, pintando de negro. El cine de Buñuel no es más obscuro mientras más pasaron los años: dejó un poco de lado la ironía y el sarcasmo para acercarse a lo más llano y evidente.

2 comentarios:

Escotomo dijo...

"el gran calavera" fué un encargo y claro, eso se nota. En mi opinión, Buñuel en sus ultimas peliculas (la vía lactea, el discreto encanto..., el fantasma de la libertad, ese oscuro objeto...) deja entrever en el acabado su forma de rodar improvisando escenas, dialogos, giros del guión... convirtiendose en mi opinión en un poco excesivas, exceptuando la magistral "Belle de Jour", para mi el surrealismo contenido (pero a la vez más brutal por su propia contención) de su etapa mexicana (los olvidados, el angel exterminador, nazarín... y acabando en España con Viridiana) es uno de los capitulos más importantes de la historia del cine y del arte en general.
saludos

aRkHAm AsyLUm dijo...

Efectivamednte, la etapa mexicana es un tanto ecléctica. Por un lado tenemos los "encargos" pero también existen las tramas complejas, surreales y artísticas.

En su etapa final se nota un gran cambio, el hombre no es ajeno a su tiempo, pero ello no significa que la calidad menguara. Aunque creo que esto no aplica para "la Vía láctea" que me parece muy aburrida....