31.7.07

Solaris.1972.


Andrei Tarkovsky

La película es una oda a la estética, a la capacidad técnica, a la profundidad del guión, y a la belleza en la fotografía. Difícilmente se puede encontrar un largometraje mejor logrado, me parece que representa la cúspide de la expresión artística en la pantalla de plata.

Está basada en el libro homónimo del polaco Stanislaw Lem publicado en 1961. La novela puede ser vista desde diferentes aristas, pero domina aquélla orientada a describir la odisea científica originada por el descubrimiento de un peculiar planeta. Solaris gravita alrededor de dos soles, tiene una órbita inestable y su único habitante parece ser un insólito océano orgánico.

El contacto produce una explosión de documentos, artículos y libros enfocados a investigar al planeta en cuestión. Los solaristas, como se les denomina, hacen múltiples esfuerzos por desentrañar los misterios del astro con nulo avance. A lo que más atinan es a clasificar las manifestaciones del piélago; la terminología usada para ello es bastarda: "mimoides", "simetríadas", "asimetríadas", etcétera. Los investigadores suponen que estas elaboraciones son un lenguaje, que el planeta quiere decir algo a sus visitantes. Con el afán de encontrar algún patrón se almacena gran cantidad de información sin relevancia: miles y miles de palabras, fotografías, películas, pilas de libros, años de investigación, promesas, decepción tras decepción. Todo el intelecto y la tecnología humanos son enfocados en descubrir alguna nimiedad, pero todo ello es inútil.

El libro es bastante descriptivo en toda la bibliografía supuestamente existente sobre el tema. También narra extensiva, y tal vez innecesariamente, las formaciones del océano y sus componentes. El segundo tema primordial de la novela es el la fuente inspirativa de Tarkovsky: la naturaleza del Yo, los sentimientos y lo que se entiende por humanidad.


Cuando iniciaron los vuelos sobre la superficie del planeta, el piloto Berton tuvo un percance que tendría consecuencias decisivas en la percepción de Solaris. En las declaraciones posteriores afirmó haber visto una criatura humana, el hijo de Fechner (muerto en un accidente anterior), de poco más de cuatro metros de longitud. Nadie le creyó y el veredicto dictaminó que todo había sido una alucinación producida por los gases emanados de la superficie. Años después Berton visita a Kris Kelvin, psicólogo y próximo enviado a Solaris, para interceder por la solarística ya que el futuro de esta disciplina depende de su dictamen. En la estación espacial, además del él, estarían el astrobiólogo Sartoriuos, el cibernético Snawt y el fisiólogo Guibarian.


Cuando Kelvin llega a la estación espacial encuentra que su antiguo mentor, Guibarian, ha muerto y poca hospitalidad del resto de la tripulación. También se topa con reticencia a hablar y puede percatarse que la estación es habita por otras personas, lo que es inverosímil. Al momento de despertar, el Dr. Kelvin se encuentra con Hary, su antigua novia (muerta por suicidio 10 años antes). El shock es brutal pero él decide perderla de la estación enviándola hacia el cosmos con una cápsula; poco después hay otra mujer exactamente igual en su cama. Los visitantes son producidos por el océano: sondea los pensamientos de las personas mientras duermen y materializa sus recuerdos más obscuros; los cosmonautas viven encerrados con sus visitas y con sus propios demonios, se abstraen de la realidad y prefieren vivir en mundo de fantasía.

Snawt confiesa que todo empezó cuando irradiaron el océano con rayos X de alto impacto, una práctica prohibida; Sartorious propone almacenar los impulsos cerebrales, conscientes, de Kelvin y transmitirlos eléctricamente al planeta. Con esta práctica cesarían las visitas.

En pocas ocasiones se puede afirmar que la película aventaja tan claramente a la novela que la inspiró y esta es una de ellas. La película de Tarkovsky es insuperable en todos los sentidos. La fotografía es simplemente hermosa, dominan algunas tonalidades sepia, a veces, y azulosas, en otras.

En la primera media hora existe un recorrido de cuatro minutos por algunas vialidades niponas; se trata de tomas hipnóticas, en blanco y negro, aderezadas por una sonorización igualmente seductora. A pesar de ser cine de ciencia ficción, no existe ningún efecto especial; la escenografía es increíble y ha envejecido muy bien, el cine de la actualidad podría hacer uso de ella con los mismos resultados que en antaño.

El drama existencial de Hary es el pretexto ideal para que Tarkovsky exponga la profundidad de sus ideas. Si bien algunos diálogos son los mismos que en la novela, el cineasta ruso de mayor peso a estas discusiones antropológicas y por ello la película tiene una mayor carga filosófica que el libro. Dice el Dr. Snawt "No queremos conquistar ningún cosmos, queremos ampliar la tierra hasta sus confines"… "no necesitamos otros mundos, queremos un espejo"… "al ser humano le hace falta otro ser humano" lo que claramente indica que la humanidad se busca siempre a sí misma aunque parezca que la búsqueda apuntala a polos totalmente opuestos y ajenos a nosotros.

Hary está perdidamente enamorada de Kelvin, vive por él. Su conducta es la de una drogadicta gobernada totalmente por su necesidad. Sin embargo logra desprenderse de él porque se ha dado cuenta de su naturaleza, de lo irreal de su existencia. Dice "Consideran a los visitantes como extraños pero son parte de ustedes mismos"…"Kris me ama o tal vez se defiende de sí mismo"... "me estoy convirtiendo en una persona y no siento menos que ustedes…incluso puedo prescindir de él". ¿Qué más se puede decir?

La Unión Soviética dijo que este filme era la respuesta a "2001: Odisea del espacio". Difícil, porque la de Kubrick también es una película impactante. Sin embargo, me inclino por la manufactura soviética, tiene un final mucho más obscuro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es incorrecto afirmar que la película no posee efectos especiales, si los tiene aunque no sean muchos (maqueta de la estación orbital, depege del cohete donde el protagonista encierra a esposa materializada, etc). Buen artículo.