19.9.07

Lost Highway. (Carretera perdida). 1996

David Lynch


Después de ver alguna de las películas de Lynch, lo siguiente más complicado es hablar sobre ellas. ¿Qué trata de proyectar realmente? Esa pregunta ronda en la cabeza de los espectadores por mucho tiempo, aún después de verlas en tres o más ocasiones.

He de reconocer que, a pesar de estar fascinado con su visión cinematográfica, he visto poco de su trabajo, tal vez cinco o seis largometrajes únicamente. Con ese marco de referencia podría atreverme a decir que no puede ser catalogado en un perfil bien definido.

Cuenta en su haber con cintas comerciales y amables con el público como “El hombre elefante”, “Dunas” y hasta “Terciopelo Azul”. De ellas no podría opinar tanto porque lo que se ve es lo que se juzga. En franca oposición, existen obras maestras aderezadas con las más profundas extravagancias como “Eraserhead”, “Mulholland Drive” y desde luego “Lost highway”. El común denominador es la conjunción de la realidad y la ficción en un mismo plano y por algún detonador inesperado. Es también habitual que los personajes se trasfiguren e interactúen insospechadamente y que la trama sufra radicales modificaciones sobre la marcha; al final el espectador siente una profunda inseguridad porque no sabrá lo que ha pasado.

La película empieza y termina con el mismo diálogo a través del intercomunicador: “Dick Laurent is dead”. Una pareja compuesta por una exuberante mujer y un músico de jazz es atemorizada por unos videos abandonados en la puerta principal, en ellos pueden verse grabaciones del interior y del exterior de su domicilio. La situación se repite hasta que el marido observa uno donde su esposa es asesinada, lo que efectivamente sucede. Es puesto tras las rejas en espera de la pena capital cuando en la celda ocupada originalmente por él aparece repentinamente un joven no mayor a 22 años.
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El nuevo inquilino es puesto en libertad y regresa a su trabajo como mecánico donde se relaciona con la esposa de uno de sus principales clientes, otrora esposa del jazzista. La libertina mujer aprovecha su autoridad y orilla al mancebo a cometer algunas atrocidades por lo que se ve en la penosa necesidad de escapar, encontrando su destino unido al del músico.

Esa es básicamente la idea medular. Las añadiduras implementadas son extraordinarias. David Lynch imprime altas dosis de erotismo, sueños proféticos, historias recurrentes, saltos en la línea temporal… surrealismo en gran medida, pero también recrea sujetos increíblemente raros y perversos que acaban por robarse la película: en “Mulholland Drive” aparece el Vaquero y en “Lost Highway” está este individuo sin nombre al que Fred conoce en la fiesta de Andy (se refieren a él como “el amigo de Dick Laurent”). A pesar de que la participación de ambos es efímera, tienen un perfil psicológico tan extraño y su aparición es tan inesperada e innecesaria que causa profunda conmoción en aquél que la mira.

En una de las escenas y los diálogos más estrafalarios que haya podido ver, el denominado extraoficialmente como “Hombre Misterio” le dice a Fred, el músico, que ya se han conocido antes y que en ese preciso momento él mismo (el “Hombre Misterio”) está en su casa; para corroborarlo le pide que marque a su propio número, Fred lo hace y el absurdo personaje responde el telefonema. Tremendamente perturbado por lo inverosímil de la situación, el jazzista (al igual que el observador) se cuestiona tan diversas cosas y en ese instante el sujeto camina y desaparece.

La trasmigración de personajes es un recurso ampliamente utilizado y es hábilmente explotado por el director norteamericano. A veces se manifiestan ciertos fenómenos a los que invariablemente sigue un cambio radical en la historia. Particularmente en “Carretera perdida” se aprecia un rayo de luz antes de los inesperados incidentes y en “Mulholland Drive”, por ejemplo, la caja de Pandora se destapa cuando se abre y cae el pequeño cubo azul.

La película en cuestión es carente de lógica en muchos sentidos y ese es precisamente su principal encanto: los protagonistas mueren y aparecen después en la trama; existen cuestiones cíclicas y hasta algunas repeticiones.

La banda sonora está plagada de bandas legendarias y la musicalización es excelente; se encuentran inmiscuidos con Lynch Nine Inch Nails, David Bowie, Smashing Pumpkins y Marilyn Manson. Como detalle adicional, él (Brian Warner) y Twiggy Ramírez (Jeordie White) actúan como extras, personificando dos actores porno. El sello es la disquera Nothing Records, propiedad de Reznor.

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